lunes, 1 de julio de 2013

De Atenco a las tierras comunes del sur de Francia




Toulouse, Francia. « Aquí también, en Francia, nos pasó lo que ustedes nos están contando de Atenco… Hace 100 años, en 1914, a estas tierras llegaron los gendarmes, y se llevaron a los jóvenes. Para que se fueran a morir en las trincheras, en batallas absurdas y horrendas… Los pocos que regresaban sanos y salvos a los pueblos no alcanzaban ya a abastecer los mercados con su trabajo. Además, los precios de sus producciones habían bajado. Tenían entonces que cambiar sus formas de cultivar. Había que invertir en maquinaria, abonos, pesticidas y demás venenos. La misma industria que había producido carros blindados y gases de combate ahora vendía tractores e insumos químicos. El ferrocarril, el automóvil, y después las autopistas, la publicidad y la atracción de la vida urbana, el modernismo y el progreso, el menosprecio y las burlas con respecto al arcaísmo de los ‘nacos’ o ‘palurdos’ (en francés la palabra es  cul-terreux, o sea « culo embarrado », o bouseux, es decir ‘cubierto de boñigas’), acabaron con lo que quedaba de la vida rural: pueblos apoyados en tradiciones sociales (trabajos colectivos, ayuda mutua, terrenos comunales) y conocimientos campesinos compartidos (tanto sobre plantas y animales, técnicas de cultivo, como acerca de la forma de vivir y relacionarse…).

« Por supuesto, no todo era ideal en aquellos tiempos. Ni tampoco en los siglos anteriores. Porque en muchos lugares imperaba ya un sistema feudal, que había logrado instalarse en amplias regiones, aprovechando los estragos de las guerras promovidas por realezas e iglesias, de invasiones, cruzadas y agresiones coloniales… Y al derrumbarse el feudalismo, a finales del siglo XVIII, no llegaron la libertad, la igualdad, y tampoco la fraternidad, sino la propiedad privada, nuevas guerras, y el auge de la minería, las manufacturas, la aceleración de los éxodos…

« Así quedó transformada la vida de nuestros abuelos. Una transformación llamada « progreso », pero a través de la cual las sociedades humanas se olvidaron del significado de  palabras como « autonomía », « dignidad », « solidaridad » y « justicia »… Por todo eso la resistencia frente a la destrucción de nuestro mundo ha sido, y sigue siendo relativamente débil… »

Esas palabras fueron las que pudieron escuchar Ignacio del Valle y Cayo Vicente, miembros de la comisión del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de San Salvador Atenco, recibidos en distintos lugares del sur de Francia, donde expusieron la situación en sus pueblos, donde desde hace 12 años los ejidatarios de los cinco pueblos del municipio situado en la orilla oriental de lo que fue el gran Lago de Texcoco, tienen que hacer frente a la embestida de los megaproyectos capitalistas.



Hablaron ante numerosas personas, muchas de las cuales estaban ya  enteradas de la resistencia, en los años 2001 y 2002, frente al decreto expropiatorio destinado a imponer la construcción de un aeropuerto nuevo en San Salvador Atenco. Un proyecto destructor contra una de las últimas « manchas verdes », una de las pocas regiones con tradición rural fuerte en los alrededores de la Ciudad de México. Recordaron la brutal represión del año 2006, los asesinatos y las violaciones, tantos crímenes perpetrados  por miles de uniformados, mandados y encubiertos por los gobiernos de los niveles municipal, estatal y federal, en los que participaban representantes de los tres principales partidos políticos, PRD, PRI y PAN. Y cuyo máximo responsable, como muy bien lo expuso Trinidad Ramírez en los encuentros del Castillo de Chapultepec promovidos por el poeta Javier Sicilia, es el ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Un personaje que hoy es presidente de la República Mexicana.

Explicaron cómo en la actualidad vuelve la ofensiva de las transnacionales y el Estado. Detallaron las maniobras de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la reactivación del proyecto de aeropuerto, apoyado en la construcción de una « ciudad futura ». Evocaron las divisiones creadas por la oferta y entrega de dinero, la destrucción del tejido social, el auge de la delincuencia. Y la amenaza contra el futuro de las comunidades… ¿Cómo vivirán nuestros hijos cuando hayan desaparecido el dinero, la tierra y la vida comunitaria?

Hablaron, entre comentarios, comidas, visitas y muchas canciones compartidas, del amor a la tierra, a su gente, a la cultura popular, a la vida. En regiones como el Larzac, donde hace 30 años una valiente  resistencia campesina consiguió desbaratar el proyecto de extensión de un campo militar, visitaron lugares donde se cultivan tierras y se crían animales con métodos tradicionales, respetuosos de las personas y la naturaleza en general.

Los atenquenses fueron recibidos en tierras comunes, como La Fontié, a unos 50 kilómetros de Toulouse, donde los habitantes pretenden luchar precisamente por la reconstrucción de « una vida basada en el respeto y la solidaridad, la alegría y la autonomía alimentaria y cultural », y rechazan tanto « la propiedad privada como las relaciones jerarquizadas ». Una labor todavía incipiente, pero que encuentra la simpatía y el apoyo de un sector cada vez mayor de personas y grupos que entienden « la necesidad de romper con el capitalismo de una manera concreta y directa. » Y que buscan « desertar la condición de asalariados de la industria, la administración, el sistema mercante, la alienación en el trabajo y el consumo, el aíslamiento y la soledad, cada vez mayores ».

Un participante mexicano comentó que en la región de Toulouse decenas de miles de trabajadores, obreros, técnicos e ingenieros, laboran en empresas que se dedican a fabricar y vender armamentos, en particular aeronáuticos y espaciales, así como sistemas de detección y control de poblaciones. Una actividad lucrativa, que implica por ejemplo estrechas complicidades con los gobiernos corruptos de muchos países (recordemos las relaciones entre el « año de México en Francia » y el grupo militar-industrial SAFRAN, las compras de decenas de aviones AIRBUS por la compañía INTERJET, dirigida por Miguel Alemán, nieto del presidente federal e hijo del ex gobernador de Veracruz). Las universidades científicas y las escuelas de ingeniería se dedican igualmente a la promoción de esas actividades sofisticadas y mortíferas, y buscan pintarlas ante una juventud desamparada con los colores del desarrollo (llamado a veces « sustentable ») y la « ineludible » artificialización de una vida cada día más transformada en mercancía.

A lo largo de su recorrido por estas tierras, los representantes del FPDT pudieron comprobar y apreciar que en estos lugares, tratándose de verduras, legumbres, tés medicinales, vinos y cerveza, queso o carne, « se come y se toma lo que se produce », o sea « se están dando pasos hacia la recuperación de la autonomía alimentaria ». « Y esto es resistencia », comentaron. De hecho, en un país donde menos del tres por ciento de la población activa trabaja en el sector del campo, estos pasos son importantes.  También escucharon testimonios acerca de la resistencia de familias y grupos del Testet, opuestos a la construcción de una represa destinada al riego de cultivos industriales de maíz, pero que destruirá los humedales.  Y por fin la voz y los sueños de quienes empiezan a tejer nuevos lazos solidarios en colonias, barrios y casas « okupadas » de la ciudad de Toulouse, a través de la creación de una «cooperativa integral ».

Libertad para Alberto Patishtán
En todos los pueblos y tierras que visitaron, los enviados de Atenco hablaron de la situación de los presos políticos en México. En particular, expusieron el caso concreto de Alberto Patishtan, y sacaron pancartas para exigir la libertad inmediata del maestro tsotsil simpatizante de la Otra Campaña del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, encarcelado con un pretexto falso desde hace 13 años… En cada lugar, los asistentes se comprometieron a pedir su liberación, dirigiéndose en este sentido al  Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito con sede en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, que estos días precisamente debe pronunciarse sobre el caso Patishtán…

Rumbo a Notre-Dame-Des-Landes
Después de su paso por nuestra región (en el último departamento, el de « Ariège », tuvo lugar en el siglo XIX una larga y obstinada rebelión campesina, llamada « Guerra de las Señoritas »), los representantes del FPDT saldrán para Notre-Dame-des-Landes, en la región de Nantes. Un pueblo  cuyas tierras, desde hace varios decenios, son amenazadas por un proyecto de aeropuerto, y en el que cientos de jóvenes han construido una ZAD (Zona que Defender), donde habitan y cultivan, y hacen frente con valor a una brutal represión.

Nacho del Valle y Cayo Vicente nos dejan, cerca de cinco años después del recorrido que hizo por las mismas tierras Tata Juan Chávez Alonso, un recuerdo entrañable. Una lección de auténtico humanismo. De esa humanidad que sigue latiendo en la cultura y las luchas de los pueblos indígenas y campesinos de México. Y es algo que puede aportar, en estos tiempos de deshumanización terrible y generalizada, una valiosa contribución al despertar de la lucha por la tierra, la dignidad, la autonomía y la justicia en muchos rincones de nuestro país.